Inteligencia Artificial y empleo, la gran incognita
Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, declaró en 2016 que estamos en la cuarta revolución industrial, caracterizada por la robótica, el internet de las cosas, la cadena de bloques (blockchain), la impresión 3D y la inteligencia artificial (IA). Las revoluciones anteriores fueron la de la mecanización y la máquina de vapor (siglo XIX), la de la electricidad y la producción en masa (principios siglo XX) y la de la informática y las telecomunicaciones (80s).
El motor de vapor permitió mecanizar actividades agrícolas y artesanales y redujo los trabajadores requeridos, provocando la reacción de movimientos como los Luditas, que destruían telares y máquinas de hilar en protesta por la eliminación de empleos. El movimiento duró poco, pues los puestos perdidos fueron ampliamente compensados en fábricas y talleres que necesitaban personal para operar las nuevas máquinas y administrar las empresas.
La electricidad y la producción en masa impactaron casi todos los sectores de la economía y crearon una gran demanda de empleos sin un alto grado de calificación, que absorbió generaciones de trabajadores y promovió una era de crecimiento y mejora del nivel de vida (salvo en períodos como la depresión de los 30s).
La revolución de la informática y las telecomunicaciones tiene dos características que hacen que el balance de sus resultados sea motivo de debate:
a) Los empleos para operar robots, equipos y sistemas, así como para laborar en nuevas actividades e industrias, requieren mayor nivel de calificación, por lo que es difícil para quienes son desplazados hacer una transición.
b) El ritmo mundial de crecimiento económico ha disminuido, lo que dificulta que las ganancias en productividad se vean reflejadas en mejores salarios.

Fuente: Banco Mundial. https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG
En estas circunstancias, ¿cuál será el impacto en el empleo de la IA y el aprendizaje de máquina? No hay un consenso. Un estudio de la Universidad de Oxford de 2013 estimó que 47% de los empleos en Estados Unidos están en riesgo, mientras que en 2016 la OCDE calculó que el porcentaje en los países miembros estará entre 6 y 12%, pues en muchos casos la IA elimina sólo parte de las tareas de un trabajo. Por su parte, el Banco de México aplicó en 2018 la metodología de la Universidad de Oxford a la población ocupada en México y estimó que 68% trabaja en actividades con alto riesgo de automatización, mientras que un estudio sobre el estado de la IA en México solicitado por la embajada del Reino Unido, dice que 19% de los empleos serán afectados de manera parcial o total.
Estas son estimaciones de cuántos empleos están en riesgo de ser afectados por la IA, pero eso no quiere decir que esa cantidad desaparecerá. A los empleos que eventualmente sean desplazados habrá que restarles los que se generen para usar, operar y supervisar los sistemas, así como los que demanden el crecimiento económico y las nuevas industrias que surjan.
De acuerdo con un documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en 2018, el uso de la IA impacta de tres formas:
- Sustitución de tareas que enlazan clientes con prestadores de servicios, como reservaciones, compras y reclutamiento, que pueden ser realizadas mejor por un algoritmo.
- Complementación de tareas que toman decisiones a partir de patrones en datos. Las personas pueden realizar mejor su tarea con el apoyo de un algoritmo de clasificación y concentrarse en aspectos no rutinarios de mayor valor.
- Expansión de tareas que involucran control de procesos complejos, las cuales no pueden ser llevadas a cabo sin el uso de la IA, como la gestión de cadenas de suministro, redes de transporte o de servicios.
Por otro lado, un libro reciente da cuenta del gran número de personas que ya labora en esquemas por proyecto a través de plataformas en línea en las que buscan tareas remuneradas a realizar, como el caso de venezolanos que ganan dinero etiquetando imágenes de calles que servirán para entrenar algoritmos de clasificación de vehículos autónomos. Estos esquemas no ofrecen la estabilidad de un empleo tradicional, pero hay indicios de que es una tendencia futura que debe regularse.
Para tratar de asegurar que el efecto neto de la IA en el empleo sea positivo, la OIT considera necesarias algunas políticas públicas:
- Apoyar esquemas flexibles de capacitación y certificación de competencias para usar las nuevas tecnologías y/o transitar a puestos y tareas en las que los trabajadores mantienen una ventaja.
- Garantizar igualdad de condiciones entre las empresas con mecanismos que faciliten el acceso a la tecnología y manteniendo un entorno competitivo que no dominen empresas individuales.
- Reforzar los sistemas fiscales (impuestos al uso de IA y servicios electrónicos) y de protección social para mitigar el impacto de la transformación continua y evitar mayores desigualdades.
En resumen, hasta la mitad o más de los empleos pueden ser afectados o modificados por el uso de la IA, aunque el efecto neto, la resta de los empleos desplazados menos los creados por el crecimiento y las nuevas industrias, no se conoce. Los efectos serán graduales, pero acelerados, por lo que los gobiernos deben establecer políticas para facilitar la reconversión laboral, mantener un entorno competitivo y evitar se incremente la desigualdad.
¿Qué significa todo esto para una persona en lo individual? Aunque la situación de cada uno es diferente, me parece que las siguientes ideas pueden ser de utilidad:
- Sepamos dónde estamos, si la mitad de los empleos serán afectados por la IA quiere decir que la mitad no lo serán. Son los trabajos con una gran interacción humana y pensamiento no estructurado, como psicólogos, abogados, diseñadores, enfermeros, esteticistas o cocineros.
- En puestos donde la IA puede complementar o expandir tareas porque involucran decisiones con base en historiales y expedientes o la gestión de procesos complejos, identifiquemos las tareas no rutinarias, como interacción con clientes o atención de casos no previstos, y preparémonos para destacar en ellas y aprovechar las herramientas de IA para lo rutinario.
- Si estamos en puestos en riesgo de desplazamiento, tengamos idea de cuánto tiempo tenemos y evaluemos nuestras alternativas. El avance de la automatización no será el mismo en todas las industrias y empresas, pero debemos prevenirnos.
- La introducción de la IA representa también oportunidades para quienes se preparen para desarrollar, implementar, mantener y operar aplicaciones. Estas oportunidades no son solo en áreas de programación, sino también en áreas estadísticas, de control de proyectos y de conocimiento del negocio.
Aunque la IA tendrá mucho que ver en la evolución del trabajo y el empleo durante los próximos años, lo cierto es que todo el entorno está cambiando y en el futuro tendremos que reconvertirnos y cambiar de actividad periódicamente, por lo debemos acostumbrarnos a un aprendizaje permanente. Como dice un artículo de McKinsey, hemos pasado de buscar tener empleo de por vida a buscar ser empleables de por vida.
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